Idle

18 dic 2022

Semana 16

La escritura ha estado mala. Recuerdo cuando dije en la entrada anterior que oiría un mp3 de Esie durante la semana para verificar qué tan bien estaba para publicarla… mentí. Descaradamente. Mentí.

Bueno, más o menos desde que comencé a trabajar en el sitio web en septiembre (desde antes de hecho) tuve la necesidad de cambiar mi… paradigma del día a día. Sentía la necesidad de volverme alguien productivo, de aprovechar cada minuto… Bueno. Hace unos años me di cuenta de que esa parte de mí que a veces requería no hacer absolutamente nada productivo durante un periodo arbitrario de tiempo era propia de mí, era parte de lo que soy, de hecho, entendí que quizás era ese periodo de reflexión el que me hacía ser lo que soy, mentalmente hablando. Me pasó que leí y escuché muchas veces que la gente tendía a perder sus talentos con la flojera, con la procrastinación, que uno tenía que trabajar todo el día y más por aquello que quería… yo descubrí que no era así, en mi caso de escritor por ejemplo, no siempre escribo cosas que me gustan, de hecho, no siempre tengo esas ganas, esa inspiración que me hacen moverme, que me hacen escribir. Descubrí que no era necesario hacer algo si no tenía deseos, ánimos, o razones inmediatas para hacerlo. De hecho, cuando escribo sin ánimos escribo mayoritariamente basura. Hay quien dirá “bien, pero incluso si escribes un 99% de basura aún tienes un 1% de trabajo que vale oro! y eso es más que si no ocuparas ese tiempo en ello”. Sí, pero no.

Yo soy una persona que intenta rescatar absolutamente todo lo que hace o ve o le interesa. Toda la música que escucho por ejemplo la descargo y la tengo en el computador, en mi teléfono, en una tarjeta de memoria y en un servicio de almacenamiento de nube. Sí, todos esos respaldos sólo por la música, y claro que podemos extrapolar eso a otras áreas de mi interés, como por supuesto: la escritura. Me ha pasado muchas veces en el pasado que pierdo información valiosa por un desperfecto o por error mío, así, me he acostumbrado a respaldar todo lo que hago. Con el tiempo también me he dado cuenta de que uno no debe echarse a morir por perder información o cosas “materiales”, la creación u obtención de algo en sí es un beneficio fundamental por medio de su acción, sin el requerimiento de guardarlo o preservarlo permanentemente. Aunque parezca contradictorio esto es especialmente cierto con el trabajo creativo, no es necesario guardar toda creación, a veces dibujaremos basura, escribiremos cosas sin sentido o que no alcanzan ni por asomo a llegar a la altura de nuestras expectativas… y está bien, esta basura es un elemento que tiene valor de aprendizaje, no es necesario guardar el resultado. ¿Pero y si perdemos una creación valiosa, algo que consideraríamos la culminación de todo ese aprendizaje pasado y contábamos con hacer uso físico de su existencia? Ahí es donde toma fuerza la idea de no aferrarse al trabajo en sí, sino al crecimiento que este gatilla en nosotros, si puedes estar bien cuando pierdes aquello que tiene más valor para ti, si puedes comprender que puedes seguir construyendo incluso sobre esos cimientos que parecen haber desaparecido descubrirás que no hay absolutamente nada que puedas perder. Por supuesto, es lo ideal no perder nada que pretendamos preservar, así que es adecuado tener buenas prácticas para salvaguardar tus creaciones. Ahora, lo que me interesa discutir es el caso contrario, aquel en el que uno guarda todo, incluso la basura. Si me fuerzo a crear incluso cuando no tengo ningún impulso interno y creo un 99% de basura y valoro el 1% en oro, entonces tendré un problema muy gordo, porque para dar uso a ese 1% tendré que discriminar y eso significa mucha información por clasificar, significa montañas de basura que tendré que almacenar, reprocesar (editar), y eventualmente eliminar. Contrario a la opinión más general que me he encontrado… más no es mejor. Sobre todo considerando el punto inicial del que me he desviado: no es saludable para mí ser el señor más productivo del universo. Ni puedo, ni pienso forzarme a hacerlo.

¿Entonces por qué he intentado cambiar el switch? Es una razón muy sencilla, si bien no quiero ocupar todo mi tiempo en un estrés trabajólico, sí sé que mi día a día es muy ineficiente, hay muchas cosas que requieren mi atención que no me otorgan ningún beneficio ni directo ni indirecto. Mi idea, era reemplazar estas actividades inservibles con actividades que promovieran el uso más apropiado de mi tiempo, atención y energía.

¿He fracasado? Sí, en el sentido de que aún no estoy donde realmente quiero estar. Pero sí he transformado mi vida. He adaptado a mi día a día cosas que me aportan más y me he orientado mejor hacia eso que quiero, que es construir algo gradualmente que sea tangible y útil en el mundo real. Aún me falta mucho, sí, tengo recaídas en las que vuelvo a los mismos males de siempre, pero puedo decir que estoy mejor que antes, pero eso no significa que el camino que recorro me llevará a una producción 100% perfecta. Necesito mis descansos, necesito mi ocio, necesito mi procrastinación porque son combustible de mi reflexión.

Bueno, empecé esta entrada algo filosófico. Completé la migración del blog para el proyecto que tengo de hacer entradas semanales en páginas mensuales. Así que estuve bastante ocupado creando páginas y copiando y pegando información. Además me di cuenta de que en teoría no es tan difícil hacer que mi sitio se vea decente a través de un teléfono celular (como mencioné antes en alguna entrada) y estuve trabajando en ello, pero me preocupa precisamente el nuevo formato de entradas que tengo planeado hacer. Depende mucho de la forma que le de manualmente a la página y es particularmente eso lo que hace que la visualización en los teléfonos celulares se desmadre. Ya veremos cómo queda. Por lo demás, como estamos a mitad de mes, y de paso a final de año me aguantaré hasta enero para comenzar ese formato, por ahora seguiré haciendo entradas con el viejo formato, una página por semana. Por supuesto configuré una lista de reproducción. Barajé la posibilidad de subir todas las que tenía restantes… pero decidí terminar el año subiendo las listas.

Me pasó algo con la música esta última semana y media… generalmente escucho música prácticamente todo el día, pero últimamente he sentido la necesidad de silencio.

Justo antes de escribir esta entrada vi la película The Legend of Hei, una película de animación china. Ayer vi unos fragmentos en youtube y me llamó la atención de tal manera que tuve que verla. Tiene un estilo único, su toque de comedia es adecuado y la animación es excelente, da la sensación de poder, me llama la atención la sensación realista de los impactos de los proyectiles. Espectacular. La historia no es nada del otro mundo, pero me parece bien trabajada.