Inicio

4 sep 2022

Sí, 4 de septiembre del 2022 y por fin puedo decir que una nueva travesía por las herramientas de un blog ha comenzado. Hace ya bastantes años tuve un blog en blogger, ahí comencé escribiendo ensayos sobre lo que entendía de la realidad, ahí fue que comencé a interesarme más y más en la construcción de mi vida entorno a las ideas, a las historias, entorno al pensamiento. ¿Cuántos años habrán sido? Creo que dicho blog lo creé en 2011, esporádicamente publiqué bitácoras, explicaciones, explicaciones que en ese entonces me parecían objetivas, hasta sentimientos…

Hoy vuelvo a lo grande. Se me queda chico un mísero blog, necesito una página web completa para mí solo y mis ocurrencias. Hoy tengo los recursos que antes no tenía: los mentales y los materiales. Un sitio web personal es sinónimo de dedicación, de responsabilidad, de seriedad, de consistencia, y lo que necesito hoy más, es aferrarme a los procedimientos que conllevan a todo esto.

Últimamente he estado enfrentando esta clase de cambios… conductuales. Normalmente… bueno, realmente me crie como una especie de gamer. Me gustan los videojuegos (tiendo a inclinarme por los juegos indie que son menos exigentes gráficamente y por supuesto, más innovadores), y sufro bastante de esto que podríamos llamar… procrastinación. Muchas veces me interno en asuntos irrelevantes y desplazo en el tiempo aquellos que más me preocupan. Y estos meses, luego de bastante introspección y circunstancias favorables, me he encontrado avanzando en la dirección de la productividad. Me di cuenta, cuando entré a trabajar por primera vez, de que podía ser muy productivo. Cuando estoy en el trabajo (actividad laboral que no tiene nada que ver con mis actividades de aquí) soy bastante centrado, sin muchas distracciones puedo dedicarme a full a todo lo que tengo que hacer. Entendiéndome mejor me di cuenta de que necesito crearme ciertas rutinas, bueno, siempre lo he sabido, pero no me había dado cuenta del potencial que este concepto escondía. Aún estoy en ello.

Las primeras dos semanas de agosto de este 2022 tuve dos semanas libres de mi jornada laboral por un término de contrato, y me di cuenta de que, esos días que estuve en casa, tenía acumulado mucho momentum, mucha inercia, me veía con mucha energía saltando de un proyecto personal a otro, aprovechando al máximo el poco tiempo libre que sabía que tendría hasta volver a entrar a trabajar. Me di cuenta de que había un potencial ahí, un potencial que necesito exprimir en pos de mi trascendencia.